martes, 4 de octubre de 2011

Still life at the penguin café




A principios de los años 70 del pasado siglo, un músico inglés llamado Simon Jeffes pasaba unas vacaciones en el sur de Francia. Un día, Jeffes comió pescado en mal estado, en un restaurante de la costa, y a consecuencia del envenenamiento pasó varios días sufriendo alucinaciones continuas.

La más recurrente de sus fantasías era que el hotel donde se hallaba alojado estaba poblado por pingüinos en vez de seres humanos. Los pingüinos iban y venían en silencio, mientras de fondo se oían extrañas melodías, que Simon Jeffes nunca había oído antes.

Una vez recuperado y de vuelta a Londres, Jeffes comenzó a trabajar sobre aquellas músicas que sonaran en su cabeza durante los días de enfermedad. Al  poco tiempo, reunió un grupo de  músicos y se lanzó a componer armonías que mezclaban la música culta con el jazz, el pop y los aires latinoamericanos. El grupo, en realidad una especie de orquesta de cámara contemporánea, se llamó Penguin Café Orchestra. La banda de Jeffes duró un cuarto de siglo, y sólo desapareció cuando un tumor cerebral fulminante mató a su creador y líder en 1997.

La vida continúa en el café pingüino es un ballet concebido y coreografiado por David Bintley, durante el período comprendido entre 1981 y 1987.  Tuvo su debut en 1988, bajo la producción de El Royal Ballet,  en Inglaterra. El nombre del ballet se deriva de la orquesta de Jeffes y la música es la recopilación de varias piezas compuestas por el músico Ingles. La mayoría de estas piezas fueron escritas originalmente para pequeños conjuntos de violín, cello, guitarra y piano. El mismo Jeffes orquestó las piezas para la obra de ballet.

El ballet comienza con una voz en off, que advierte cómo las especies naturales serán recientemente extinguidas por el hombre. El segmento inicial se establece en un café, en el que seres humanos y pingüinos danzan. Cada segmento posterior, antes de la conclusión, advierte sobre el peligro de extinción en que se encuentra alguna especie o cultura. La conclusión es una tormenta y la recolección de todos los personajes en un barco, que emula la historia bíblica del arca de Noe.
El ballet tiene la clara intención de llamar la atención del público sobre las especies en vía de extinción y la necesidad de protegerlas. Constituye, por lo tanto, una obra de clara tendencia pro-medio ambiente.